viernes, 4 de abril de 2008

Por Carlos Fuentealba

Hoy no hay chicos ni maestros en la escuela. Un año atrás la intolerancia de aquellos que piensan que gobernar les da impunidad para hacer lo que quieran se nos llevó a un maestro en Neuquén; uno de ésos que, como no podría haber sido de otra manera, era querido por todos aquellos que compartían con él el diario trajinar de la escuela. Nosotros no lo conocíamos entonces, pero la noticia nos hizo ponerle nombres de seres queridos, maestros, amigos, para poder entender de alguna manera semejante barbarie, como alguien puede considerar "peligroso" a un maestro que trabajaba tratando de darle un lugar en el mundo a pibes para quienes el mundo de los Sobisch y Cía no tiene cabida...
Jorge Fandermole, en una canción dedicada a Kosteki y Santillán escribió esto que quisiera hacer extensivo a Carlos Fuentealba:
"...yo no llevaba un arma entre las manos, sino en el franco pecho dolorido...y el pecho es lo que me vieron armado, y en el corazón todos los peligros...la mano que me mata no me llega ni al límite más bajo de mi hombría, aunque me arrastran rojo en las veredas con una flor abierta a sangre fría...hoy necesito un canto piquetero que me devuelva la voz silenciada, que me abra por la noche algún sendero pa´que vuelva mi vida enamorada..."
Hoy no hay chicos ni maestros en la escuela. Por lo que nos pasó, y para que nunca más vuelva a pasar.
Gabriel